Entre Espadas y Escudos
Defender lo público es decir la verdad
Por: Alejandro García Rueda
En una conversación en la que el autor del presente artículo participó recientemente, se abordó el tema de la comunicación política. En resumidas cuentas, hubo quienes sostuvieron que se trataba de mero marketing y que solo iba de hacer publicidad, pero parece que quien tiene esa idea en la cabeza no ha
entendido el verdadero propósito de la misma.
La comunicación política va más allá de las horas invertidas en generar contenido para televisión, radio, periódicos o portadas de revista y dicen que dato mata relato, así que es importante señalar que está mucho más relacionada con los valores que con los reflectores.
La comunicación política no va de engañar a la gente. De hecho, trasgrede el entender a ciertos ideales como la libertad como algo meramente individual y le dice no a la creencia de que solo la suma de egoísmo puede conducirnos al triunfo.
No es solo la suma de aportes desde lo individual, es la conciencia colectiva en movimiento, en efervescencia, en crecimiento.
Es darle voz a quien piensa lo que la mayoría sin algún tipo de complejo para frenar el avance de la mentira, el rumor y las fake news; es llamar a las cosas por su nombre y no hacer pasar por investigación lo que es a todas luces visceralidad declarativa; es poner el pecho en favor de la educación, de la sanidad y de la mejora de las condiciones de una comunidad.
La comunicación política no va de trascendidos, insinuaciones o conjeturas porque su valor y su objetivo están al servicio de una tarea mucho más grande, que es decirle al mundo la verdad.
Y sí, el hacer todos los días un compromiso con el campo, con el medio ambiente y con crear condiciones para mejorar los servicios públicos también es comprometerse con la libertad.
La libertad es pensar en los adultos mayores y en los jóvenes, no cancelarles oportunidades con el fin de resistir electoralmente.
La gente está cansada de que le tomen el pelo y justamente a quien pueda leer estas líneas le tengo una gran sorpresa:
La comunicación política también defiende la dignidad y al hacerlo, también se protege lo público.
Defender lo público no es otra cosa que decir la verdad.
(Imagen de Oksana Manych en Unsplash )
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