
Es normal que lo primero en que se piensa cuando se habla del sistema educativo mexicano es el trabajo en el aula entre los docentes frente a grupo y sus respectivos educandos; sin embargo, no se puede soslayar el papel que desempeña el Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación dentro del engranaje que hace funcionar la maquinaria.
¿La autoridad en la materia realmente busca tapar los flancos abiertos y avanzar en términos de calidad? Que atienda de fondo la (des)carga administrativa y comience a desburocratizar la educación.
Hay ineficiencia en las plataformas que, en teoría, están para recibir información puntual de las escuelas; la falta de coordinación entre dependencias del orden federal y estatal redunda en multiplicación de tareas, por ende, en más trabajo administrativo y en ocasiones, lejos de hacer un acompañamiento real, la autoridad realiza tareas de fiscal, lo cual altera el funcionamiento eficiente del Centro de Trabajo.
El Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación en México ve que el incremento de actividades es persistente y crónico, repercutiendo tanto en su vida personal como en el servicio que ofrece, en contraste con la retórica de la autoridad educativa.
La propuesta formal de la parte oficial se traduce en normas, reglamentos, acuerdos, oficios, circulares y otros documentos que mantienen una distancia amplia de la cotidianeidad escolar porque se omiten acontecimientos, sucesos o circunstancias heterogéneas respecto al contexto en el que las y los administrativos viven y actúan.
La descarga administrativa debe entenderse como la simplificación de estos procesos en los centros escolares para orientarlos hacia lo que es académicamente pertinente, sin embargo las órdenes emitidas por la autoridad se contradicen, derivando en escasez de tiempo para cumplir con sus exigencias, máxime si las instituciones educativas se encuentran en zonas rurales y/o de alta marginación y no cuentan con servicios de telefonía e internet.
En diversos planteles hay elementos que conocen mejor la plantilla de personal, a las alumnas y alumnos que integran la matrícula e incluso a los padres, madres de familia y tutores; en algunas escuelas cuentan con administrativos suficientes para atender tareas que incluso los directivos no pueden o no quieren hacer y existen casos en los que la parte directiva atiende sus funciones de manera corporativa, ejerciendo una jefatura y no un pleno liderazgo.
«En México hay muchos ‘Méxicos'», decía un youtuber alemán radicado en nuestro país desde hace algunos años y claro que llevándolo a las aulas, merecen una mención honorífica los casos en los que la o el director realmente se enfocan en la conducción de las tareas académicas del plantel a su cargo.
La rutina administrativa obliga a disponer tiempo fuera del horario laboral para cumplir con ciertos requisitos, colonizando el trabajo en las aulas en aras de la administración y la rendición de cuentas.
Si bien la autoridad educativa pudo reconocer durante el año 2017 que para fortalecer el liderazgo educativo es necesario, entre otras condiciones, “disminuir la carga administrativa», ahora podría admitir que no todos los contextos son iguales, no todas las escuelas tienen las mismas necesidades y tampoco las mismas prioridades, razón por la que la normativa debería ser más flexible, permitiendo la aplicación de estrategias, protocolos, herramientas, instrumentos y criterios según corresponda.
La (des)carga administrativa es un mandato legal, es parte de la normativa que el gremio magisterial acepta de facto; sin embargo, el propio Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), observó que el modelo de administración imperante limita la capacidad de gestión de las escuelas.
La comunicación entre los diferentes niveles jerárquicos en el sistema educativo no ayuda, genera diversidad de interpretaciones respecto a la información o la instrucción que se emite y, por ende, confusión de docentes y directivos, lo cual convierte el diálogo con los padres en un proceso cada vez más complejo, sin que se avizoren beneficios académicos tangibles.
La coyuntura del registro de evaluación de las y los alumnos, así como la eventual captura de calificaciones sirven como ejemplos de ello, pues hay disposiciones que de un ciclo escolar a otro van variando, entre ellas, la captura de observaciones generales y recomendaciones específicas a cada estudiante. Puede ser que durante el primer periodo de evaluación un grupo de 20 alumnos (o más) deba tener estos comentarios sin importar si aprueban todas las asignaturas o no; durante la segunda etapa, tal vez estas consideraciones estén focalizadas o sean inexistentes y al final, probablemente en el formato de boleta ni si quiera se contemple un espacio para la retroalimentación de los profesores. No obstante, la indicación que la autoridad ha llegado a dar a los maestros es la de dedicar tiempo a realizarlas considerando a todos, sin dejar atrás a nadie.
En teoría, los directivos llenan (en algunos casos solo avalan lo que el personal asignado presenta) la Estadística 911, un formato en el que se solicitan datos referentes a la matrícula, trayectoria académica del personal, condiciones de infraestructura y equipamiento del inmueble, acceso a los servicios básicos, etcétera. Es una realidad que la mayoría de esta información ya se encuentra en una base de datos oficial, como también lo está la plantilla de personal de cualquier centro de trabajo —por lo menos de cualquiera que esté dentro del sistema estatal— y en ocasiones se pide que estos trámites sean elaborados de manera manual, como los reportes de incidencias, que antes de la pandemia podían realizarse en línea.
Resulta difícil entender que el patrón, encargado de brindar un salario a sus trabajadores, no tenga conocimiento de los datos personales, académicos y laborales de cada uno de ellos y tenga que solicitar que se los proporcionen.
La promesa de (des)carga administrativa se ha quedado en eso. Actualmente la discusión de los temas torales de nuestro México se realizan en asambleas para conocer el punto de vista del pueblo ¿por qué no hacer el ejercicio con quienes forman parte del gremio? No se trata nada más de simplificar o depurar porque sí, debe haber un plan y puede nutrirse a partir de las ideas y propuestas del Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación.
México necesita contar con un plan de desburocratización en el que se encuentren representadas las voces de los diversos actores del sistema educativo: representantes de las escuelas, representantes de los ámbitos público y privado, miembros de la sociedad civil con interés en el tema y expertos.
La retórica en el sector le da la vuelta una y otra vez a la idea de estar en la vanguardia. La entrada a la sociedad digital exige que en los centros de trabajo sean incorporadas mejores herramientas de información; las escuelas no pueden seguir laborando con una biblioteca desactualizada, con equipos de cómputo con casi quince años de antigüedad o sin acceso a internet y es justo pensar en cómo podemos aliviar la carga administrativa, no hacerla más compleja.
Ojo: Hay que considerar que las tareas administrativas que hoy se duplican al tener que entregar en papel y en digital se contraponen con una política de cuidado y respeto al medio ambiente que, regularmente, es bandera gubernamental.
Para que la comunicación sea efectiva en todas direcciones hay que ofrecer innovaciones institucionales inmediatas, eliminando el exceso de lenguaje legaloide para permitir a las escuelas entender cabalmente sus acuerdos, oficios, circulares y actos administrativos.
Las obligaciones administrativas a las que deben responder las instituciones educativas no se circunscriben únicamente a la realización de trámites o registros, se traducen en acciones que —con o sin el acompañamiento necesario— buscan dar cumplimiento a fines diversos, como hacer frente a dificultades con los “modos de hacer”, particularmente por las «reservas» que debe tener el Personal de Apoyo para no ser «sorprendido» por la autoridad inmediata, que al fiscalizar pareciera estar orientada a vigilar si la escuela incurre en el incumplimiento de alguna obligación, en lugar de incentivar la mejora a través del acompañamiento. Mucho garrote para poca zanahoria, dicen.
El Personal de Apoyo está ahí, levantando la evidencia de las actividades realizadas, tomando fotografías de los bienes adquiridos ya sea por la vía de la donación o recursos de la Asociación de Padres de Familia para justificar su existencia efectiva y está respondiendo con insumos que deberían ser de uso personal cuando los equipos de cómputo dejan de hacerlo porque su vida útil se extingue.
Está ahí cuando las plataformas de trabajo se caen o no guardan el cien por ciento de la información e incluso cuando no debería, se sujeta a tener que hacer su trabajo dos, tres o más veces y respaldar todo por miedo a que se borre y después, cuando la autoridad lo requiera, ya no esté.
¿Los procesos deben ser simplificados? Sí, pero deben ir acompañados de otras alternativas, como brindar autonomía a las escuelas para optar por lo que realmente se traduzca en beneficio para ella en función de su proyecto, de sus desafíos y contexto.
No haría daño hacer un análisis de la normativa para detectar los trámites y procedimientos que generan que la descarga no se sienta como tal, para saber cuáles de ellas están desarticuladas, obsoletas o pueden dar pie a ser simplificadas.
Una de las principales críticas por parte de los integrantes del Personal de Apoyo se dirige a la duplicación de las solicitudes de los mismos datos por parte de las autoridades educativas, pues consideran que las plataformas deben contribuir a reducir la burocracia y no a aumentarla, por lo que resulta necesario mejorar significativamente las herramientas disponibles para subir matrículas, calificaciones, datos acerca de la infraestructura de los planteles e información de los docentes.
¿Tienen un presupuesto ajustado en las dependencias? Es posible, pero se pueden implementar mejoras técnicas para robustecer el sistema a través de una inversión en espacios de almacenamiento, atención técnica y una programación adecuada para una interacción cada vez más «intuitiva», convirtiendo el Sistema de Control Escolar en un repositorio universal para efectos de consulta, orden y sistematización.
En el camino que siguen los procesos administrativos se puede ir suprimiendo el envío de documentos físicos de manera gradual, considerando las problemáticas a las que se enfrentan sobre todo quienes están adscritos en zonas rurales y/o marginadas y ofreciendo un sistema mucho más versátil, con estándares de interoperabilidad, accesibilidad, sencillez, rapidez y seguridad, entre otras.
La urgencia por mejorar nos llama a actuar de inmediato y en los albores de la construcción del segundo piso de la cuarta transformación, es imprescindible que la comunicación organizacional en todo el engranaje del sector educativo se renueve para ser más clara y bien entendida.
Alguien en el equipo de comunicación, en conjunto con quienes diseñan las estrategias e instrumentos pedagógicos, entre otros especialistas de las respectivas dependencias debe hacer la pregunta del millón ¿Cómo vamos a alejarnos de la función fiscalizadora y dejamos de vernos como represores o explotadores?
Si alguien ya se lo ha preguntado, probablemente la respuesta se ha desestimado porque no hay una respuesta tangible. Cambiemos la pregunta, ¿Cómo le hacemos para que la explicación de los «por qué» no termine sonando a justificación? o ¿Cómo hacemos para permitirnos y permitir al personal la comprensión simple de los actos administrativos sin atiborrar la documentación con decisiones que hoy son comunicadas a través de un lenguaje técnico jurídico?
Los liderazgos en las comunidades educativas están pasando a otras manos porque las tareas administrativas de alguna manera permiten que suceda. Al ser tareas absorbentes, hay directivos y docentes que deben dejar de lado los asuntos pedagógicos o el contacto cercano con las y los alumnos o con sus padres para concentrarse en estos encargos, aunque también es insoslayable que algunos de ellos prefieren transferir de facto la responsabilidad al Personal de Apoyo confiando en que los datos que reportan son correctos.
Si no es ahora, ¿cuándo?
Es momento de detonar una reingeniería integral al engranaje educativo, se puede motivar al Personal de Apoyo con mejores salarios, pero también aprovechando sus capacidades. Para entrar en la famosa carrera administrativa solo admiten se considera la formación impartida por instancias vinculadas a la autoridad, desacreditando la educación de instituciones con prestigio a nivel nacional e internacional, lo cual muy lógico no suena.
No es que la autoridad tenga un problema o se destape una cloaca, tiene ahora unas oportunidad de oro para demostrar que el humanismo y la atención al magisterio que pregona no es mero panfleto. Este proceso de redefinición es esencial.
No se va a tapar el sol con un dedo: Un cambio como el que se propone, para funcionar correctamente necesita de paciencia y de tiempo, porque en otras latitudes se han tardado dos o más periodos de gobierno; sin embargo, el fruto de ello será inmejorable.
Roma no se hizo en un día y la cuarta transformación tampoco. Siempre se puede comenzar con un gran diseño a largo plazo, definiendo etapas factibles y articuladas.
Se van a cruzar los periodos electorales intermedios y se tiene que analizar si esto abona a la construcción del proyecto de nación que tienen ahora, ¿Qué creen? ¡Claro que lo es!
Una buena narrativa, aunada al ideal de lograr una reforma de tal calado podría acercar a unos a la ampliación del contrato signado en las urnas y a otros le daría créditos para —en una secuencia lógica— acercarse a lo que reclama la voluntad popular: una nueva visión de Estado.
Bajo una perspectiva propositiva, se puede amalgamar la creación de condiciones para la mejora educativa con el discurso que pone al estudiante, al docente y los equipos directivos en el centro ¿A través de qué? De una figura que va siendo no solo justa, sino necesaria: La del subdirector administrativo, un individuo con la capacidad, la experiencia y las habilidades necesarias para permitir que no se desatiendan asuntos académicos prioritarios de los planteles.
Urge entonces, por el bien de la calidad del servicio educativo brindado, que la descarga administrativa deje de ser un anhelo de las escuelas mexicanas y se concrete en la práctica cotidiana.
(Foto de Kevin Ku en Unsplash)
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